viernes, 6 de febrero de 2009
El gran Burrete
-¿Yo, señor?-Sí, señor.-No, señor.-Pues, entonces, ¿quién no quiso que Ortega vuelva a River?¿Avila? ¿Aguilar? ¿Vila? ¿Grinberg? ¿Ortega? No, si hay alguien que no tiene culpa es el Burrito, el gran perjudicado de esta historia, el que tiene motivos de sobra para enojarse por el manejo de la situación (ver "Juegan con...), el que quiso, quiere y querrá verse vestido de blanco y con la franja roja cruzada en su pecho, sin importante el número que cargue en su espalda. Otra vez su regreso anticipado --el que el miércoles por la noche parecía concretado-- se quedó en un amague y no de ésos con los que el jujeño hace delirar a los hinchas de River, que ahora deliran de bronca porque el ídolo se queda en Mendoza.¿O hay alguna chance de que hoy, antes de que a las 20 horas cierre el libro de pases, el nombre de Ariel Arnaldo Ortega figure como uno de los inscriptos por River? Es tan raro todo lo acontecido que nadie se animó a asegurar que sí o que no, aunque lo lógico a esta altura es que no, que se terminó, que el Burrito jugará en Independiente Rivadavia hasta el 30 de junio, día en que finaliza el préstamo que se acordó cuando Diego Simeone le bajó definitivamente el pulgar y obligó a los dirigentes a exiliar al ídolo. La ida anticipada del Cholo permitió el intento de un regreso prematuro. Lo buscaron en diciembre y hasta le aseguraron a Gorosito que sería parte del plantel, pero el 1.500.000 dólares que los mendocinos pidieron como resarcimiento enterró la chance. El baile ante los pibes de Boca en Mendoza provocó un último manotazo que terminó de una forma poco clara y mal para River.El capítulo del miércoles terminó con un cruce televisivo en el que Carlos Avila (el empresario que había acordado pagarle a Daniel Vila para que liberara al jujeño) le aseguró a Héctor Grinberg (tesorero del club) que le daba "gratis" al jugador. Mientras tanto, los voceros de Aguilar transmitían toda la bronca del presidente con el candidato a presidente y hasta anunciaban el inicio de una demanda judicial. La historia continuó ayer con un llamado del tesorero de River al presidente de Independiente Rivadavia en el que le pedía el envío de los derechos federativos y "hasta acordamos realizar una conferencia de prensa en conjunto para anunciar la operación", confirmó Vila.Más tarde, el propio Aguilar fue quien se puso al frente de la negociación desestimando los contactos que había realizado Grinberg. Entonces, se comunicó con Vila y le dijo que querían recuperar a Ortega, pero sin nadie en el medio. Claro que para hacerlo de esa manera se necesitaban ahora 800.000 dólares, poco más de la mitad de lo que le habían pedido en los últimos días del 2008. Sin embargo, un rato después, el presidente de River volvió a marcar el mismo número de teléfono para avisar que "desistimos de la operación".¿Cómo se entiende? Acá es adonde aparecen las versiones contradictorias. Oficialmente, desde Núñez explicaron que el club no podía hacer semejante erogación y negaron que sea cierto que Avila lo hubiera cedido gratis sino que el ofrecimiento del empresario era ser una especie de prestamista, por lo cual a la larga tenían que desembolsar lo mismo que exigía Independiente Rivadavia. Avila, en cambio, reiteró que él estaba dispuesto a ser el nexo entre los clubes y no recibir un peso, "pero ayer nadie me llamó". Y encerrado únicamente en la mirada de la política interna de River, opina que quedó "tan bien parado como si el regreso del Burrito se hubiera concretado". Y Vila le puso punto final a la historia: "Le dije a Ariel que no atienda a nadie más por teléfono. Que piense sólo en Independiente hasta junio y que después será libre de hacer lo que quiera".Así, los grandes perjudicados fueron el ídolo y quienes lo idolatran. A Ortega y a los hinchas no les alcanzará con tener a alguien para culpar porque hoy sigue en Mendoza. Tampoco les interesaba saber quién lo traía. Lo único que les importaba era encontrarse en Núñez.Y eso no pasó.
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