Es natural. A mí en la cara se me nota todo. Tanto cuando estoy bien como cuando estoy mal. Es el reflejo de mis sentimientos". Así explica Ariel Arnaldo Ortega esa sonrisa ancha que nadie le puede borrar. La que se estira cuando habla de su lujosa definición ante el Everton, la que se babea cuando le dedica todo este momento único a toda su familia, la que se agigantaba mientras festeja con la Edmonton Cup por más que se trate de un simple trofeo amistoso. No hace falta preguntarle al Burrito cómo se siente: con sólo mirarlo a la cara se encontrará la respuesta. Si no fuera por esas canas que cada vez le dan un toque más ceniza a su melena, cualquiera diría que es un pibe que acaba de debutar y no un hombre que ya cuenta con varias idas y vueltas encima. Y en ese vaivén, los capítulos de la vida del último ídolo de River parecen destinados a una novela donde el protagonista renace una y otra vez. "Pasé un año muy difícil. En Mendoza me trataron bárbaro, los hinchas y la gente de Independiente Rivadavia me dieron todo, pero yo extrañaba estar acá. Esta es mi casa, mi lugar. Cuando tengo otra camiseta es distinto. Sin la de River no soy el mismo", explica y enseguida besa, para el flash de Olé, esa tela que le funciona como un traje de superhéroe.-¿Sentís que estás tocado por una varita mágica?-Sí, creo que algo de eso hay. Mi señora (Danesa) y los que me conocen me lo dicen siempre. "Vos tenés un ángel aparte, te ponés la camiseta de River y sos otra persona. Tenés una suerte, un culo increíble". Pero estas cosas no te las regala nadie, eh, yo trabajo para lograrlas. Ponerme esta camiseta me da un plus. Hasta a mí me sorprende lo que me pasa cuando juego en River. Siempre digo que con esta camiseta me tengo una fe ciega y confío en mí, pienso que vamos a ganar, que voy a pasar a todos por arriba y, la verdad, jamás se me cruza por la cabeza que nos va a pasar algo malo.-¿La 10 te transforma en Superman?-No, Superman no, pero me siento muy bien. La camiseta sola me da un plus, sea el número que fuera. Si es la 10, la 7 o cualquier otra, eso no es lo importante. Siento un amor muy grande por estos colores, vestirlos es lo máximo que me pasa en la vida y, sinceramente, lo quiero disfrutar. Me la pongo y soy feliz, me divierto. Ojalá pueda seguir haciéndolo por mucho tiempo más.-¿Cómo se explica todo lo que te cambia con sólo estar en River?-Te juro que es algo natural. Acá pasé mis mejores momentos, en ningún otro club rendí como en River, y hasta pareciera que no sirvo si tengo otra camiseta. Acá soy libre, me miman mis compañeros, me miman los utileros, la gente me quiere. Y eso es único. No es fácil ni normal que los hinchas demuestren tanto ese amor que me tienen. Ni que siempre coreen mi nombre. Ganarse eso es difícil, eh.-Y ahora te ganaste hasta a los canadienses...-Sí, es cierto, je. Me sorprendió cómo me aplaudieron cuando salí, porque la gente de acá se me hace medio fría. Estuvo bastante callada durante el partido, pero en el cambio algunos hasta se pararon.-¿Estabas muy ansioso antes del partido?-Sí. Jugar me produce mucha ansiedad. Siempre digo que a los partidos los arrancaría sin hacer la entrada en calor. Empezaría directamente como en el potrero, a la cancha de una..-Al entrenamiento no le esquivás, pero te desvivís por patear una pelota. -Jamás le esquivé al entrenamiento. Hoy, al nivel que se juega, no podés estar más o menos. Sobre todo por mi forma de jugar, de arrancar, de frenar, de encarar. Para eso necesito estar mil puntos físicamente, pero más allá de ser consciente de lo importante que es no dar ventaja en lo físico, lo que más amo es jugar a la pelota.Sí, el Burrito juega a la pelota, no al fútbol. ¿Que es lo mismo? No, el que juega a la pelota se divierte, afronta a los partidos de otra manera. En esas palabras se nota el sentimiento que el ídolo tiene por esta profesión, a la que toma con responsabilidad, aunque para él se trate de su mayor diversión. Y sabe muy bien que si él es feliz, muchos más se sentirán de igual forma: "Los goles te generan un momento de felicidad única y, la verdad, hacía un montón de tiempo que no metía uno con esta camiseta. Por eso estoy muy contento. Y esto es para toda la gente de River que siempre me bancó, para mi señora y mis tres hijos (Sol, Tomás y Manuela). Especialmente para Tomi, que mañana cumple años. Este gol es para él, es el mejor regalo que le podía hacer".-¿Qué fue lo primero que pensaste después de meter esa vaselina?-Se me cruzaron un montón de cosas por la cabeza. Me puse muy contento. Enseguida vinieron todos los muchachos a abrazarme, me felicitaban, se reían y me decían que había hecho un golazo. Y, la verdad, era cierto, je.-Enseguida besaste el escudo de la camiseta.-Porque la amo. Soy hincha de River y me sale del alma. Sin esta camiseta no puedo vivir, la siento como parte de mí.-¿Y ahora? ¿Qué sigue?-Seguir disfrutando y entrenando a full como hasta ahora. Es un lindo momento, pero mañana (por hoy) hay que seguir con este ritmo porque se vienen muchas cosas lindas y que nos entusiasman, como el torneo y la Copa.-Con el golazo que hiciste, seguro que los hinchas de River en la Argentina ya se están ilusionando.-Tranquilo, no hay que volverse locos. Lo más importante es que me prepare bien para el Apertura y la Sudamericana. Me puso contento todo lo que pasó: jugamos un buen partido ante un rival importante, ganamos y eso suma para llegar bien al campeonato. A estos chicos les tocó pasar malos momentos y esto hay que disfrutarlo.-¿Te sentís con la responsabilidad de darle un salto de calidad al equipo?-Siempre fue así. Esta vez no va a ser la excepción.Tengo que ponerme bien y jugar. Esa es la ilusión que tenemos la gente y yo. Y quiero demostrarlo no sólo en un amistoso. Todos los domingos quiero...-¿Te propusiste ser el jugador que se cargue el equipo al hombro y que lo saque campeón?-Eso se da naturalmente. Yo puedo decir un montón de cosas, como que vamos a salir campeones o que voy a jugar como Maradona, pero si no trabajás, si no te sacrificás, si no estás bien físicamente, no sirve de nada. Eso hay que demostrarlo en la cancha.-No mentiste: habías dicho que volvías porque la magia seguía intacta...-(Interrumpe). Viste, yo se los avisé, la magia sigue intacta. Chau, nos vemos.Y se va, nomás. Con la sonrisa ancha como a un nene al que le regalaron el mejor juguete. Aunque él, para el Día del Niño, se conforma sólo con una pelota y la camiseta de River. "La amo, es mi vida".
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1 comentario:
Con el Burrito no sólo volvió la alegría, fundamentalmente volvió la mística riverplatense.
Un fuerte abrazo
Nicolás Carrizo
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