martes, 16 de septiembre de 2008

"Desde que me fui, nadie me llamó"

El Burrito y River están en su peor momento: los dirigentes descreen de que el jujeño esté cumpliendo con el tratamiento que se le impuso por contrato y el jugador se puso definitivamente en la vereda opuesta. ¿Hay retorno?
La Pepa es Javier Brizuela, ex integrante del mítico grupo cuartetero Trulalá, actual líder de La Barra y un personaje acostumbrado a compartir escenario y amistad con cuanta estrella anda dando vueltas. Lo hizo con Diego Maradona, Julio Bocca, David Nalbandian, Los Nocheros y La Mona Giménez. Pero ninguno de sus encuentros generó el revuelo que se armó el viernes, en el show que dio en el club Villa Seca de Mendoza, luego de que Ariel Arnaldo Ortega apareciera canturreando y bailando sus hits. Y no porque el Burrito desafinara, sino porque fue la primera aparición pública del crack desde que se sumó a Independiente Rivadavia. Exactamente una semana después de que Simeone y los dirigentes de River pusieran en duda que el jujeño esté sometiéndose al tratamiento contra el alcoholismo que quedó fijado por contrato. Por eso los rumores. La preocupación. Los interrogantes en torno a la enfermedad del 10. Y, por eso, la decisión del propio Ortega de romper el silencio y, otra vez, pegarles a los directivos de su ex club. "Qué hago o dejo de hacer es un tema personal. Yo no creo que los dirigentes de River estén muy preocupados por mí, porque hace mucho que no hablo con ellos. Es más, desde que me fui de River, nadie me llamó".Con una gorrita, sonriente, meneándose como solía hacer en la cancha (hoy su nivel es de discreto para abajo), las imágenes grabadas con un teléfono celular mostraron a un Ortega exultante el día después de que Independiente Rivadavia le ganara a Los Andes. Lo suficiente como para que en Núñez se encendiera la alarma ya que, según aseguran en el Monumental, sabían que las salidas del 10 se hicieron costumbre en la última semana. Incluso, aunque nadie se anime a decirlo en voz alta para evitar polemizar con el ídolo, manejan la información de que tampoco son ocasionales sus faltazos a los entrenamientos y de que habría encontrado entre algunos de sus nuevos compañeros, integrantes del cuerpo técnico y hasta figuras de otro de los equipos fuertes de la provincia a los socios perfectos para ocupar los momentos libres con salidas.Sin negar el recreo que se tomó el viernes por la noche, Ortega le contó a América 24 que "se habla mucho del tema porque fui yo. Pero estoy tranquilo porque soy una persona como cualquier otra, con defectos y virtudes, que está contenta y pasando momentos felices en Mendoza". Una línea argumental que defienden a rajatabla en su club, en donde aseguran estar brindándole la contención adecuada. ¿De qué se trata? Del control por parte del médico del plantel y de la charla que el doctor Anatolio Muñoz Jofré, director de la clínica chilena Flor de Maipo, mantuvo con el Burrito el miércoles por la tarde, en su última visita a Mendoza (ver aparte). Una medida insuficiente para Aguilar y compañía, ya que la cláusula contractual incluida al firmar el préstamo estipulaba que el jugador debía cruzar la Cordillera una vez por semana para tratarse en Chile y no que lo fueran a visitar...El diálogo entre River y Ortega, como asegura el 10, hoy es nulo. Aguilar, quien siempre fue el interlocutor favorito del crack, admitió haber recibido "un mensaje lo suficientemente contundente como para que no lo llame por un rato". Y además, según pudo averiguar Olé, al presidente no le cayó nada bien que Trotta y Vila, quienes llevan menos de dos meses conviviendo con Ortega, pongan en duda los esfuerzos de River por ayudarlo. Mientras tanto, el Burrito no levanta su nivel futbolístico, pone a prueba sus dotes de cantante y la historia sigue siendo un viva la pepa.
(Diario Olé)