lunes, 18 de agosto de 2008

3 a 0

Además de los dos a Central, varios hinchas gritaron el gol de Ortega en la B Nacional. Hubo banderas y un cantito...
Los hinchas de River se fueron más que felices a sus casas. Al fin y al cabo, no todos los domingos se pueden gritar tres goles... Sí, tres. Porque antes del cabezazo de Tuzzio y del derechazo de Ríos, varios de los que estaban en las tribunas prendidos a la radio festejaron como si fuera propio el penal que convirtió Ariel Ortega, en su debut en Independiente Rivadavia de Mendoza. El destino quiso que River volviera a ser local en su estadio justo el mismo día y casi a la misma hora que el último ídolo hacía su presentación en la B Nacional, tras su exilio forzado del club por sus problemas con el alcohol. Ayer, los aproximadamente 1.000 kilómetros que separan al Monumental de Núñez con el Malvinas Argentinas de Mendoza se achicaron por la idolatría que genera el Burrito.Fue una tarde especial. Después de mucho tiempo, River jugó de local sin Ortega en su plantel. Faltó la 10, pero la gente, literalmente, hizo bandera por él. "10 meses sin el 10. Idolo eterno", se leyó en una. "Era Ortega y diez más", escribieron en otra. Como había avisado Rosales, a la hora de designar los números en las camisetas para este Apertura, el plantel decidió no usar la 10 en homenaje al jujeño.Se jugaban apenas tres minutos del segundo tiempo en River-Central cuando Ortega metió el penal que significó el 3-3 de los mendocinos ante Defensa y Justicia. No fue un grito de gol generalizado, pero el eco generado por varios hinchas se propagó por sectores del Monumental. En realidad, el jujeño sólo estuvo presente dos veces: en ese momento y al finalizar el primer tiempo. Ahí, cuando los jugadores se iban al vestuario, surgió el "Orteeeeega, Orteeeeega", que, más que un homenaje al ídolo pareció una bandera de protesta ante la falta de fútbol que había mostrado el equipo de Simeone en esos primeros 45'. Probablemente, ese mismo grito se hubiese repetido si River no ganaba.Después, no hubo alusiones al jujeño. De hecho, en off, varios dirigentes reconocieron que esperaban mayores demostraciones de cariño. Al final, los goles de Tuzzio y de Ríos trajeron alivio. Y cambiaron las dudas de muchos por alegría. ¿Quién no se va contento después de un 3 a 0?
(Diario Olé)

"Voy a dar mucho más"

En su debut en Independiente (M), el Burrito sabe que no brilló, pero clavó un penal de luxe para el 3-3 ante Defensa.
"Y acá están las porristas, dándole belleza erótica a esta fiesta del fútbol. El reconocimiento para estas pibas, en esta tarde en que toda la prensa está pendiente de lo que ocurre en Mendoza", arengaba Juan Carlos Videla, animador con voz y tono idéntico al Pedemonti del genial Todo por 2 pesos. Y apenas se iban las porristas aparecía un grupo de gimnasia, y luego chicos de Inferiores para formar el escudo de Independiente en el círculo central, símil Mundial 78. Las 15.000 personas que asomaban su expectativa por ver a la incorporación más importante que haya tenido el club y el Ascenso, disfrutaban de la fiesta previa, pero no disfrutaron la fiesta redonda. Porque Ariel Ortega, el que hoy aparece en las banderas con la inscripción "gracias Burrito" que se venden en la cancha, no fue, ni por la tapas, el que hace unos meses le daba otro título a River. Y no lo fue -dato no menor- en una categoría que se supone inferior. Ayer, en su debut con La Lepra, resultó uno del montón. Y él también así lo entendió: "Voy a dar mucho más", sentenció ya en la conferencia de prensa posterior al empate ante Defensa que él mismo impuso, con un gol de penal de ésos que generan la discusión de si un shot desde los 12 pasos ejecutado tan soberbiamente puede ser considerado golazo.Ortega jugó un PT para llevarse 3 ó 4 puntos de calificación. Independiente (M) parecía ya haberse acostumbrado a no depender de lo que habitara en la galera del Burrito, de ese meneo de cintura, de su gambeta más pura, todos ases tan vigentes como ayer ausentes. Nunca tuvo el joystick del equipo el ídolo de Núñez al que hoy le canta Orteeega, Orteeeega gran parte de Mendoza. Se notó la falta de feeling entre él y sus compañeros. Y eso, Ariel así lo entendió. "Nos falta conocernos con el grupo", dijo, lógico, quien sin embargo enseguida se encargó de aclarar que se sintió "ansioso pero cómodo por ser el primer partido". Y a la vez mostró los dientes con "esa pregunta es de mala leche, yo ahora estoy en Independiente", cuando Olé le consultó -sin doble sentido- acerca de si había interiorizado del score entre su ex River y Central. No encontró el Burrito "ninguna diferencia" con la elite de nuestro balompié ni, exageró, otras latitudes. "El fútbol es igual en todos lados. Acá, en Primera, en Europa. En todos lados hay buenos y mediocres jugadores", ilustró quien amenazó a la cueva de Defensa en efímeros flashes del ST, y sobre todo apenas estampado el 3-3. Aunque sólo en una ocasión estuvo ahí de engendrar una de remake de sus tantas. Fue a 10' del último pitazo, cuando tomó un rebote y se mandó, soñador, al área para terminar pateando de zurda, arriba y lejos, como aquél tiro libre del inicio, ambos -junto al penal- sus tiros a puerta. No fue su debut soñado en esta quimera vívida de La Lepra, club que mientras se afina el Burrito triplica sus socios. Una tendencia que se mantendrá y hasta aumentará si el del dorsal 10 cumple su promesa de obsequiar ese plus de los de pulserita VIP.
(Diario Olé)