miércoles, 4 de noviembre de 2009

Tratame bien

Ortega certificó que comenzó a tratarse y con el OK de Astrada, volvió a entrenarse como si nada hubiese pasado. La terapia será ambulatoria y con el ex psicólogo de Almeyda. Ortega se ríe. Ya lleva más de 20 minutos levantando pesas, pero igual lo disfruta. También lo hace cuando Hernán Díaz le da una pechera amarilla y la pelota, como tantas veces, lo busca a él. Ni hablar después de bajarla con el pecho, sacudir la cintura y acomodarla al lado del palo izquierdo de Vega. El Burrito se ríe aunque lo suyo sea serio. O al menos, aunque en el club algunos empiecen a mirar de reojo su repentino cambio de opinión. Tiene a su favor el beneficio de la duda de si esta vez mantendrá la constancia, pero también lo persigue una seguidilla de tropiezos como el del viernes, cuando pidió abandonar la concentración luego de una crisis anímica por problemas personales y no descartó retirarse. Ayer, por lo pronto, le confirmó a Astrada que ya comenzó a tratar su adicción al alcohol y consiguió el permiso del DT para volver a entrenarse.Después del intento fallido del lunes, cuando apareció por el Monumental, se cambió y se enteró de que Astrada no lo iba a dejar moverse, el jujeño llegó al predio de Ezeiza y enfiló sin escalas hacia el vestuario del Jefe. Tocó la puerta. Y apenas le abrieron, le entregó al técnico un certificado médico para dejar constancia de que había comenzado a tratarse por su "síndrome depresivo impulsivo con tendencia al alcohol". ¿Con quién? Con el psicólogo que le recomendó Matías Almeyda, a quien trató por la depresión que le generó su retiro. Un profesional con el que el doctor Seveso y el propio Astrada se pusieron en contacto telefónicamente, minutos después de que Ortega consiguiera el OK para salir a la cancha. "Me explicó que lo más importante es que Ariel esté contenido y que hoy la mejor contención para él es estar en el plantel y entrenarse", contó el Jefe. Nada dijo de jugar. Es más, recién hoy o mañana empezaría a probar quiénes son los 11 para visitar a Newell's. Aunque ante la recomendación de no dejarlo solo, es claro que, como mínimo, Astrada le dirá al 10 que el viernes viaje a Rosario con el grupo y, de ser necesario, evaluará si es conveniente llevarlo al banco. Como sucedió con Passarella o cuando se fue a Independiente Rivadavia de Mendoza, el hermetismo sobre las características del tratamiento fue importante. Se sabe, sí, que será ambulatorio (Ortega nunca pensó en la alternativa de internarse, como aconsejan los especialistas más prestigiosos) y que la frecuencia de los encuentros dependerá de la consideración del médico y, obvio, de la evolución del Burrito. Es por eso que desde el cuerpo técnico recalcaron que no hay plazos previstos y que "no debería extrañar si el jugador se ausenta de algún entrenamiento, ya que puede ser a pedido del especialista". En lo que nadie quiso ahondar es en el éxito que puede tener este intento. "Es lo que todos queremos, pero sinceramente ya estamos bastante cansados. River puso a disposición de Ortega 200 tratamientos y no cumplió ninguno. Por eso, mientras él no asuma su enfermedad, esto no va a ser una solución definitiva", fue un comentario repetido en las oficinas del Monumental.Con el monitoreo de Astrada y la advertencia de que no jugará si interrumpe su terapia, Ortega se fue del predio sin hablar, pero con una sonrisa en la cara. Tratame bien.