lunes, 3 de noviembre de 2008

Los socios de Ortega

La clave ganadora de Independiente Rivadavia sale a la luz cuando el Burrito encuentra acompañantes. Ahí triunfa la Lepra.
En la dinámica de lo impensado que es el fútbol –para muchos, el más bello de los deportes–, suelen ocurrir jugadas o hechos insólitos. Y la victoria de Independiente Rivadavia frente a Aldosivi bien podrá quedar registrada en algún sitio de estadísticas de internet sobre rarezas en el fútbol o en las acciones disparatadas que emite el programa TN deportivo.Es que los dos absurdos goles convertidos contra su propio arco por los defensores Sebastián Pena y Darío Cajaravilla (¡con sólo dos minutos de diferencia!) que le permitieron a la Lepra ganar por 2 a 0 deben tener pocos antecedentes en el fútbol argentino.Pero más allá de los “autogoles” del Tiburón marplatense, el equipo que dirige la dupla Bolado-Carbini bien podría haber ganado por varios tantos más sin necesitar de la “gentileza” de los desafortunados Pena y Cajaravilla.Y un iluminado Ariel Ortega llevó a Independiente a la victoria. Enchufado y con todas las pilas, el Burrito fue la manija del equipo, el generador de las jugadas en ataque y se erigió en la gran figura del partido. Además tuvo un importante despliegue físico y los hinchas leprosos se “rompieron las manos” aplaudiéndolo cuando se sacrificaba corriendo rivales para recuperar balones en el mediocampo.Está claro que Ortega es un jugador que puede hacer la diferencia, pero el fútbol no es tenis, es un deporte de equipo. Por eso lo mejor de Ortega se ve cuando encuentra socios en la cancha, como Martín Gómez, y más aún con los ingresos de Diego Caballero y Gabriel Roth.Por allí pasa la fórmula ganadora de Independiente: rodear a Ortega con jugadores de buena técnica con los que pueda crear juego en el mediocampo. Porque cuando el jujeño no encuentra con quién tirar paredes, es contenido por los marcadores rivales.Independiente mostró una clara superioridad ante Aldosivi y pudo vulnerar el planteo mezquino y defensivo del equipo portuario. Por eso más allá de los anecdóticos goles en contra, la Lepra creó al menos diez claras situaciones de gol y así alcanzó una inobjetable victoria que mantiene viva la esperanza de prenderse entre los mejores del campeonato.